martes, 8 de septiembre de 2009

La Biblia

Información extraida de: http://elciberpastor.wordpress.com/2007/04/16/historia-de-la-biblia-1/

Historia de la Biblia – 1-2-3-4.

El Origen de la Biblia – 1

Todos los escritos originales de la Biblia se han perdido así que, ¿cómo podemos saber que lo que tenemos es fidedigno?

Sabemos que la fe no se basa en incertidumbres.

Debemos leer y estudiar la Palabra con la confianza que es la misma Palabra de Dios.

La Biblia tiene un tema principal que es la redención del hombre.

Es un libro, con un autor y 66 divisiones.

Fue escrita por cerca de 40 escritores en un período de 1600 años.

Para entender la Biblia debemos conocer y entender a su autor.

Biblia: viene de la palabra griega “Biblos” que significa “los libros”.

En Daniel 9:2 dice: “En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años”. Lo que Daniel había leído eran los escritos de Jeremías acerca de la cautividad Babilónica de Israel (Jeremías 25:11-12; 29:10); pues los 70 años ya casi habían concluido.

El autor de Hebreos habla del Antiguo Testamento en el verso 10:7 cuando dice: “…como en el rollo del libro está escrito de mi.” El verso que cita es el Salmo 40:7, que muestra a Jesús como la figura central del Libro.

En Oseas 8:12 donde dice “Les escribí…” el profeta se está refiriendo a sus propios escritos, los cuales fueron hechos por inspiración.

En Efesios 6:17 dice que “la espada del Espíritu es la Palabra de Dios” y en Juan 1:1,14 vemos que Jesús es la Palabra viva de Dios.

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

No están en desacuerdo porque el autor de la Biblia es el Espíritu Santo.

Si tuviéramos los originales la gente los veneraría y adoraría. Recordemos lo que hizo el Rey Ezequías con la serpiente de bronce que Moisés hizo en el desierto (2 Reyes 18:14); tuvo que destruirla porque la gente la adoraba porque estaba asociada a Moisés.

¿Cómo es que los escritores de la Biblia obtuvieron su mensaje?

Pablo dijo que fue por revelación e inspiración. En Gálatas 1:11-12 dijo: “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mi, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”; y en Efesios 3:3 dijo: “…que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente.”

En Segunda de Pedro 1:20-22 el Apóstol nos dice: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios, hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”


En Segunda de Pedro 1:20-22 el Apóstol nos dice: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios, hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

De aquí vemos que la Palabra de Dios vino por inspiración y revelación.

REVELACIÓN: El acto de revelar, ó algo que revelado, ó descubrir, ó develar.

INSPIRACIÓN: Soplar (inspiración Divina significa soplado por Dios, el Espíritu Santo)

En Segunda de Timoteo 3:16 dice: “Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.”

La revelación es el mensaje (descubriendo al salvador)

La inspiración es como vino, el método utilizado.

La conciencia profética significa la convicción calificada por parte del profeta o apóstol del llamado divino para proclamar la Palabra de Dios.

Los profetas del Antiguo Testamento también operaron en la palabra de conocimiento y la palabra de sabiduría.

Mas de 2500 veces dice: “Así dijo Jehová”, ó “la Palabra de Jehová vino”, o “Dios me habló y me dijo”.

En Números 12:6-8 dice: “Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así con mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él; y verá la apariencia de Jehová….”


En la historia encontramos eslabones desde los días y escritos de Moisés hasta el tiempo presente.

1. La Biblia es su propia prueba

La Biblia son sus propias credenciales. La Biblia nos habla con autoridad final.

En Hebreos 6:13-18 dice: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia alcanzó la promesa.

Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar mas abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.”

Esto es lo que significa la autoridad final, Dios juró por si mismo.


No hay autoridad mas alta que Dios, y como Él escribió el libro es suficiente para decir que lo que Él dijo es verdad.

El no puede mentirnos; ni tampoco necesita mayor autoridad para establecer Su verdad.

En Mateo 7:28-29 después del Sermón del Monte dice: “Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.” En Marcos 1:22 dice prácticamente lo mismo. En Juan 7:46 los alguaciles que fueron a arrestarlo dijeron: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”

Jesús hablaba con autoridad final.


2. El Testimonio del Espíritu Santo

El Espíritu Santo nos testifica que es la Palabra de Dios; porque es el mismo Espíritu Santo el autor de la Biblia. Además nos confirma que es la Palabra de Dios respaldándola con poder.

3. La Durabilidad de la Biblia

Ha sobrevivido a través de las edades. Ningún libro ha enfrentado tanta oposición como la Biblia; sin embargo se ha multiplicado en números y lenguajes. Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo24:35, Marcos13:31, Lucas 21:33).

Voltaire, el famoso incrédulo francés, quien murió en 1778, dijo que cien años después de su muerte el cristianismo y la Biblia serian barridos de la existencia y pasado a la historia. Pero, ¿qué pasó? Voltaire pasó a la historia, pero la Biblia sigue extendiéndose mas y mas llevando bendición por donde quiera que vaya.

Acerca de la burla de Voltaire acerca de la extinción del cristianismo y la Biblia, solo cincuenta años después de su muerte la Sociedad Bíblica de Génova compro la casa y la imprenta de Voltaire para producir grandes cantidades de Bíblias.

En el año 303 D.C. el emperador romano Diocleciano proclamó un edicto para destruir a los cristianos y su sagrado libro; lo irónico del caso es que solo 25 años después el Emperador Constantino comisionó a Eusebio de Cesárea ha preparar 50 copias de la Biblia con el mejor material posible a expensas del gobierno.

El yunque (la palabra) desgasta los martillos (las críticas).

La durabilidad y supervivencia de la Biblia es prueba de su origen divino.



Aqui les dejo un episodio del 2 libro de Reyes, en el cual la palabra apora para tranformar a un rey y su periodo de reinado.

2da. de Reyes

Capítulo 22

22:1 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat.
22:2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.
22:3 A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo:
22:4 Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta,
22:5 y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa;
22:6 a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa;
22:7 y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez.
22:8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.
22:9 Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová.
22:10 Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.
22:11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.
22:12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo:
22:13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.
22:14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella.
22:15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí:
22:16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá;
22:17 por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.
22:18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro,
22:19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.
22:20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.

Capítulo 23

23:1 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
23:2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
23:3 Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
23:4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.
23:5 Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.
23:6 Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.
23:7 Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.
23:8 E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.
23:9 Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos.
23:10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.
23:11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.
23:12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón.
23:13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón.
23:14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.
23:15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.
23:16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.
23:17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.
23:18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.
23:19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el.
23:20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.



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